Nuestra visita a Lisboa fue un poco relámpago, ya que aprovechamos la escala de Barcelona a Ponta Delgada. Llegamos al aeropuerto sobre las 9 de la mañana, buscamos la consigna para dejar las maletas y cogimos el aerobus que te lleva al centro de la ciudad. Este bus tiene parada en casi todos los lugares turísticos, nosotros decidimos bajar en la Plaza del Comercio y fue todo un acierto. El precio es de 6 euros ida y vuelta los adultos y 3 los niños y se pueden comprar por internet o en la parada que hay en la puerta del aeropuerto. Visitar Lisboa caminando es fácil, aunque hay algunas cuestas, puedes salvarlas con el famoso tranvía.
Paseamos junto a la playa y por algunas calles. Algunos lugares de interés son La plaza de Restauradores, El coliseo, la iglesia de Sao Domingos o Belem. Nosotros decidimos visitar el Castillo de San Jorge, desde el que se puede disfrutar de una maravillosa panorámica de la ciudad. La entrada al castillo cuesta 10 euros.
Mientras caminábamos de vuelta al autobús, nos tomamos unos pastelitos de Belem, típicos de allí que están riquísimos, hechos con masa de hojaldre y crema.
Cogimos el bus de vuelta al aeropuerto y continuamos nuestro viaje.
Lo que vimos de la ciudad nos gustó y creo que merece otra parada con un poquito más de tiempo.
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